martes, 20 de agosto de 2013

¿Quién escucha a Carolina?



Por Yohali Reséndiz

Se llama Carolina, cuenta con apenas cinco años de edad, pero no por ello carece de una idea precisa sobre lo que ocurre.

Y aunque nadie de aquellos "adultos" que están a su alrededor le han preguntado ¿cómo te sientes?, ¿tú que piensas de todo esto?, ¿extrañas ir a la escuela?, ¿tienes ganas de estar con mamá?, quizá no lo hacen por el temor de escuchar con su vocecita dulce y clara una verdad; y no le preguntan, porque su respuesta será honesta y sin ninguna intención de herir a nadie. Pero escuchar a los niños es algo que los adultos no hacen en una pelea de poder y desamor y siempre son ellos, los hijos, quienes más sufren.

En 2007, Alejandro Fonseca Marín rechazó tajantemente la idea de un hijo. No estaba en su plan de vida tenerlo con Saidy López Márquez, entonces su compañera.

"Me dijo que si yo quería tenerla era exclusivamente mi decisión y no contaría con él, ni económicamente, ni moralmente" dice Saidy López, madre de Carolina, en entrevista con Excélsior.

El mismo derecho tenía Alejandro de no querer hijos como Saidy de tener a su bebé y enfrentar el futuro sin su apoyo. Así que ella decidió continuar con el embarazo y su relación de diez años al lado de Alejandro Fonseca terminó. Nueve meses después Caro nació.

Caro cumplía once meses cuando su padre voluntariamente la registró y reconoció. Al mismo tiempo, promovió un juicio en el Juzgado Mixto de Xicotepec de Juárez, Puebla --número de expediente 579/2009-- sobre los derechos de visita y convivencia, así como un acuerdo sobre los gastos económicos de la menor. Pero aquel deseo de responsabilidad se esfumó.

Hoy existen oficios girados por un juez sobre la guardia y custodia provisional de Carolina a favor de Saidy López y en dichos oficios se exhorta a todas las procuradurías estatales, Interpol y Secretaría de Relaciones Exteriores a la búsqueda, localización y recuperación de la menor

Alejandro visitaba a Carolina cuando podía y quería y aportaba, no lo que había sido designado por el juez, sino lo que él decidía. Quebró las reglas de convivencia, y, así, jodió los acuerdos.

La guerra comenzó.

Saidy fue desalojada de la casa que había compartido con el señor Fonseca, y sólo tuvo acceso para sacar sus cosas personales. Sin apoyo económico, y al igual que millones de mujeres, Saidy comenzó a tomar decisiones de supervivencia y se estableció en Puebla, notificando al juzgado su cambio de domicilio, mismo que consta en el expediente 579/2009.

La pensión alimenticia suele ser un porcentaje del salario del padre deudor (un 20 y hasta un 30% de lo que percibe). Sin embargo, la mayoría de los jueces toman como base los ingresos de lo declarado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, que no siempre es todo lo que el trabajador percibe y eso aquí y en China se llama: fraude. Bastaría con girar un oficio a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para saber cuáles son los ahorros y movimientos de un individuo. Eso sí que haría la diferencia, pero en México las leyes no se respetan, empezando por los derechos de los niños.

Esta historia es sólo un ejemplo del coctel de abusos de poder cuando el amor se acaba y hay una separación.

Alejandro Fonseca Marín es propietario de Grupo CIPSA --una planta de acero inoxidable, ubicada en Xicotepec de Juárez, Puebla-- y tiene una gran ventaja en contra de Saidy: su dinero. "Tú sin mí, no eres nadie". Solía repetir este hombre adinerado. Error.

A eso, habrá que sumar el actuar de los jueces --hoy reconocidos como una calamidad en el sistema--, ya que son quienes permiten que tres de cada cuatro hijos de padres separados no reciban una pensión alimenticia digna, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Son ellos, los jueces, quienes olvidan los derechos de los hijos y consienten los intereses de alguna de las partes en conflicto, sobre todo beneficiar al que tiene el dinero para pagar amparos y silencios.

La pesadilla

El pasado 31 de enero, Saidy llevaba a Carolina, como todas las mañanas, al Instituto Andes de Puebla, donde cursaba segundo de Kinder. Cumplían cinco años de estar juntas, de compartir, de aprender a crecer y sin más ni más, aquella mañana fría, frente a su pequeña, Saidy fue detenida por agentes ministeriales, argumentando que tenía una orden de aprehensión con el número de proceso 449/2013 del juzgado sexto de lo penal de la ciudad de Puebla y donde el delito del que se le acusaba era sustracción de menor.

Una madre de familia se acercó a Saidy y ofreció meter a la pequeña Carolina al colegio. Minutos después, Saidy López Márquez, de 37 años, era presentada directamente al Centro de Readaptación Social del Estado de Puebla.

Es importante mencionar que la orden de aprehensión fue girada sin sustento, basada en declaraciones ambiguas y no demostrables del señor Andrés Ramos Fosado y la señora María del Pilar Fonseca Marín, familiares de Alejandro Fonseca.

Aquella orden había sido firmada --sin una línea de investigación-- "casualmente", por Juan Luis Galán Ruiz, director de la Policía Ministerial del Estado de Puebla, a quién, por cierto, le llueven quejas por abuso de poder, sin que nadie ponga orden. Jamás verificaron los hechos y se omitió la existencia del juicio de convivencia que existe en Xicotepec, Puebla, donde cada vez Carolina iba con su padre, y éste firmaba un acuerdo sobre los días que la menor estaría con él. (Expediente 579/2009).

Aquel 31 de enero, Alejandro Fonseca Marín fue avisado por Carlos Alberto Torres Silva, agente ministerial, que Saidy ya había sido consignada y que la pequeña Caro se encontraba en el colegio. A pesar de que nadie lo conocía durante el año y medio que Carolina había estudiado ahí, se la llevó.

Aquella noche, Saidy salió libre bajo fianza y ya le habían arrebatado a Carolina de la manera mas ruin y desleal. Meses después, Saidy reclamó su derecho de exigir que le demostraran su culpabilidad por haber sido privada de su libertad, y comprobó su inocencia. Saidy López ha solicitado medidas emergentes para la pronta recuperación de Caro.

"Se me dio vista 17 días después, han violando en Puebla como Xicotepec de Juarez Puebla, mis derechos, garantías y las de mi hija".

El 28 de febrero pasado, un juez solicitó a Alejandro Fonseca que presentara a Carolina, con la intención de realizarles un peritaje sicológico a los tres integrantes de esta ex familia. Alejandro Fonseca no se presentó, ni tampoco su abogada, pero sí se amparó, por lo que el juez otorgó a Saidy la guarda y custodia provisional de Carolina y giró un oficio al agente del ministerio público investigador de Xicotepec por el delito de desobediencia, desacato a un mandato de la autoridad judicial y los delitos que resulten, en contra del señor Fonseca. Sólo que ese oficio "no llegó" al MP sino hasta dos meses después.

Hoy existen oficios girados por un juez sobre la guardia y custodia provisional de Carolina a favor de Saidy López y en dichos oficios se exhorta a todas las procuradurías estatales, Interpol y Secretaría de Relaciones Exteriores a la búsqueda, localización y recuperación de la menor Carolina Fonseca López la cuál se encuentra con Alejandro Fonseca Marín.

Saidy ha presentado copias de pasaportes de ambos, copia credencial de elector de Alejandro, CURP, IFE, cédula y datos, tanto de oficinas como de domicilios donde pudiera estar la pequeña Carolina, pero nadie mueve un dedo, a nadie le ha importado cumplir con la ley y buscar a esta pequeña y traerla de regreso a casa.

Las redes sociales están atentas al caso.

Saidy López Márquez, madre de Carolina, no sólo tiene que enfrentar la guerra con Alejandro, sino luchar contra el sistema que le ha arrebatado a su hija y ha solapado a un padre que desde el principio rechazó a la pequeña.

¿Quién escucha a Carolina, quién respeta su sentir?

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