Por Yohali Reséndiz
2016 - 2017
Nadie podía imaginar siquiera que la joven, -de entonces 27 años-, maestra de kínder, dulce y amable pudiera ser capaz de lastimar a una niña o a un niño.
Era tarde, cuando la pequeña “N” de 3 años, se quedó al cuidado de su abuela, cálida y amorosa.
“Mi celular comenzó a sonar, fui a responder y cuando regresé, mi nieta estaba desnuda y me pidió que le tomara unas fotografías. Yo la cuestioné sin agresión con paciencia y cariño, actué lo mejor que pude para averiguar qué pasaba....entonces comenzó a contarme lo que le hacían dentro de la escuela Círculo Personalizado S.C. ubicado en José María Castorena 672, colonia El Molino, en la Alcaldía de Cuajimalpa. Fue muy doloroso escuchar cuando me platicó, que a ella y a sus compañeros les quitaban la ropa, mientras que dos hombres les tomaban fotos. Me dijo: abuela, con Miss Gaby, jugamos al trenecito, el pilin de los niños va en la cola de las niñas frente a Miss Gaby”
A partir de ese momento, la pequeña narró una a una las experiencias de los abusos durante el ciclo escolar 2016-2017 y todo lo que ocurría en el salón de clases donde “Miss Gaby” abusó al menos de 11 niños de entre 2 y 3 años de edad.
Los padres de la pequeña “N” comenzaron a averiguar con otros padres y efectivamente con terror se dieron cuenta que aquello contado por su hija, era verdad. Ellos le creyeron desde el principio y hasta hoy, han hecho lo correcto con ella, desde lograr una terapia adecuada, hasta alcanzar sanación para su pequeña y prácticamente rogar: justicia.
En junta, los padres de los niños y niñas, compañeros de “N” daban detalles de los cambios en sus hijos, sus miedos. Entonces, supieron del significado de los terrores nocturnos de sus hijos o el llanto que ellos llamaban “berrinche” a la entrada de la escuela, entre otros síntomas y retrocesos como el de uno de ellos cuando perdió el habla. Pero, a pesar de la lógica como en la mayoría de los casos masivos de abuso sexual y con todo y los síntomas que enfrentaban sus hijos, solo 2 familias de 11 se atrevieron a denunciar.
“Verdad que no tengo lágrimas, verdad que no tengo lágrimas” decía mi nieta, cuando salía de la escuela, sin nosotros saber por qué decía así, recuerda una abuela herida a periodismoatodaprueba.blogspot.com
La pequeña “N” narró a sus padres y a Bosty (prueba para determinar la agresión sexual aplicada a menores) que la maestra los abofeteaba, les pegaba en la frente, y dio detalles que dejaron entrever el abuso también psicológico.
Además con su declaración que consta en la carpeta CIFDS/FDS-6/UI-FDS-6-02/0074407-2017 se pudo también asentar que la directora y dueña del Colegio de nombre María Elena Apilano Lemus y el esposo, Andrés Estanislao Hernández Hernández, fueron cómplices de “Miss Gaby”
“N” fue obligada a repetir los tocamientos con algunos compañeros y compañeras y eran grabados y abusados sexualmente.
“Miss Gaby, me toca la vagina y me dice que le haga lo mismo a mis amigos” dijo la niña en voz baja a su familia, ahí el mundo se detuvo para una familia, que aún con el dolor, en junio del 2017 iniciaron el proceso legal en contra de la maestra del colegio privado “Círculo Infantil Personalizado S.C.”
Era un miércoles, cuando un puñado de policías de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Delitos Sexuales de la Ciudad de México en convenio con la Policia de Investigación del Estado de México detuvieron a la imputada por su probable participación en el delito de corrupción de menores agravado.
La detenida desde entonces se encuentra recluida en el Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla, donde se le ha vinculado a proceso y ha sido un tortuoso camino legal donde los padres suplicaron a la SEP entonces en manos de un incapaz Aurelio Nuño y un insensible Luis Ignacio Sánchez nada hicieron por orientar ni apoyar a los padres de cada caso denunciado por esta reportera.
La importancia de esta audiencia es el desahogo de las pruebas presentadas en contra de una Miss que falló en los cuidados y seguridad de los pequeños, jodiéndole la vida a los padres, trastocando la seguridad y atentando con la niñez de pequeños que solo han sido víctimas.
Así que, después de más de 2 años, deseamos que los tres jueces que presidirán esta audiencia, sean receptivos para en su momento condenar a quién agredió y lastimó directamente e indirectamente a los pequeños que estuvieron bajo su cargo dentro de un salón de clases.
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