martes, 16 de enero de 2018

Una disculpa no repara el tiempo sin libertad: Alejandro Axel Arenas Reyes...Aquí el comunicado



Ciudad de México, a 16 de enero del 2018.
Este comunicado va dirigido a quien corresponda. No pretende ser un reclamo, ni
acusación ni victimización, sólo es un sincero desahogo de mi cuerpo, mente y
espíritu. Tiene el objetivo de comunicar mi sentir y responder a la solicitud de
diversos medios de comunicación.
Me es difícil asimilar y conforme pasan los días, más profundo y complejo
encuentro todo lo vivido. En un principio, al ser exonerado, me sentía fuerte y capaz
de responder cualquier pregunta, enfrentar a cualquier medio de comunicación,
incluso a la autoridad misma. Pero ahora, que empiezo a enterarme de todo lo
acontecido, lo que se manejó en medios de comunicación y no sólo en los nacionales,
todo lo que enfrentaron mis amigos y familiares, me siento mucho más confundido,
abrumado, sensible y sí, con miedo. Espero que no se mal interprete; siempre tuve fe
de que tarde o temprano se haría justicia, pues soy inocente y no estaba solo, porque
las pruebas que demostraron mi inocencia, fueron verdaderas, aunque pudieron ser
inútiles si no hubiera contado con tanto apoyo. Miedo porque alcancé a ver y vivir, en
carne propia, a la sociedad como nunca la había percibido, tan cruel en algunos casos
y tan solidaria en otros.
Igualmente, quiero dejar clara mi postura ante el aberrante crimen cometido en
contra de Karen, porque es triste, injusto e inhumano y protesto en contra de todo
tipo de violencia y mi más sentido pésame, empatía y compasión para la familia de
Karen y para todas las víctimas de uno de los más grandes problemas que enfrenta
nuestra sociedad actual: “la violencia de género”.
Me limitaré a dar una breve narración de cómo fue el proceso para ejecutar la
privación de mi libertad y en consecuencia digo: Un crimen atroz desató una reducida
y pobre investigación judicial, misma que no bastó para llegar a una hipótesis clara de
un “presunto culpable”, sino a la injusta certeza de un feminicida listo para ser
juzgado por medios, sociedad e Instituciones encargadas de procurar justicia en esta
Ciudad, violando así, el principio de presunción de inocencia, de privacidad y de
identidad. La “suposición de unas placas”, muy confusas debido a la caligrafía de
quien tomó registro de las mismas y tres testimonios que describían a alguien con
característica similares a por lo menos la mitad de los varones en este país y sin

detallar, porque dijeron que había poca luz y los tres coincidieron en que si tuvieran
de frente al sospechoso, no podrían reconocerlo ni mucho menos hacer un retrato
hablado; pero la autoridad, al indagar por segunda vez con quien escribió el talón de
registro de entrada y salida de vehículos y preguntarle: ¿es un “8” o una “B”? y el
supuesto testigo contestó: ¡no, pues yo creo que es na “be” porque el ocho lo escribo
distinto!, y al preguntarle si ¿es un “0” o una “D”? el interpelado respondió: “híjole,
pues no sé”... y días después, ya en prisión, me enteré de que el talón con el registro
de las placas, que era el único indicio vinculatorio a mi persona, ni siquiera había sido
integrado en la carpeta oficial de investigación y entonces, la autoridad, al continuar
“investigando” las supuestas placas, da con mi nombre y obtiene una fotografía de mi
página de Facebook (sin casco y por cierto, una de hace tres años) la cual presentan
junto con otras cuatro a los supuestos testigos y aparentemente induciendo su
atención (porque mi foto era la única con características distintas: estaba de perfil y
sonriente), mientras en las otras estaban serios y de frente, por lo que en los
testimonios de dichas personas, después de haber asegurado el día del crimen, que
ninguno hubiera sido capaz de reconocer al sospechoso ni hacer un retrato hablado,
“ahora si pudieron reconocer a alguien que vieron con casco y en un lugar con poca
luz”, contradiciendo así, su declaración inicial.
Pero eso fue suficiente “evidencia” para hacer la petición a un juez de control,
por una orden de aprehensión para el ASESINO y ante tal “rigor científico”, al juez en
cuestión no le quedó más que firmar y obsequiar dicha orden.
Fui estigmatizado sin escrúpulos tanto por las instituciones encargadas de procurar
justicia en esta ciudad como por algunos medios y parte de la sociedad.
Referente al tema que el Dr. Mancera mencionó en conferencia de prensa del día
10 de enero del presente año, en donde dijo: “Si hay una actuación indebida, si
hubiera algo, que eso he ordenado al procurador también, saber si se siguieron todos
los protocolos, si se agotó la investigación, como se tenía que agotar y lo que se
tenga que hablar con su familia, si se tiene que ofrecer una disculpa, que se la
ofrezcan”, quisiera decir lo siguiente: Si en verdad siguen considerando que hicieron
una investigación pulcra y exhaustiva en dos o tres días y que el nuevo sistema penal
acusatorio permite dicho procedimiento y dada la forma tan irresponsable y
negligente en la que actuaron los involucrados en encontrar a un “presunto culpable”,

lo que presentaron a la prensa y la forma en que lo hicieron, queda claro que todos y
cada uno de nosotros, los ciudadanos, estamos expuestos a que nos pase lo mismo y
muy pocos, o ninguno, podremos demostrar inocencia tan rápido y
contundentemente, como yo tuve la oportunidad por haber estado fuera del país el
día de los lamentables hechos en que se cometió tan aberrante crimen y entonces,
quedaríamos vinculados a proceso y en prisión preventiva oficiosa durante mucho
tiempo, además de los daños morales y económicos que le ocasionan a la persona y a
su familia...
Durante seis días más doce horas de audiencia, trataron de defender lo
indefendible. Yo no tengo nada en contra de nadie, ni siquiera del nuevo sistema
penal acusatorio porque de hecho, sin él, seguramente seguiría preso, como tal vez
están muchas otras personas señaladas sin pruebas o con pruebas falsas y/o amañadas
como dicen las estadísticas.

No se trata de pedir compasión o lástima, no estoy pidiendo que me hagan un
favor, pero al saber la forma en que realizaron su investigación, el Gobierno juzgará
su actuar y tomará una decisión. Una disculpa no repara el tiempo sin libertad, los
daños morales y económicos ocasionados, gracias a la negligencia de la investigación,
daños a mi imagen, todo lo sufrido por familiares y amigos. La disculpa no tendría que
ser ofrecida a mí persona ni a mí familia solamente, tendría que ser ofrecida también
a la Sociedad en general, porque este caso puso en evidencia que todos estamos
expuestos a sufrir un atropello como este, que a diferencia de lo que todos pensamos,
“todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario” y no estamos a salvo.
Deseando y esperando que mi caso, sirva para que en futuras ocasiones, no se
investigue por la vía rápida e irresponsablemente y así, toda la sociedad goce de
mayor certeza jurídica y un mejor desempeño de nuestras autoridades. Un verdadero estado de derecho!

Alejandro Axel Arenas Reyes

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