Por Yohali Reséndiz
Jessica Sevilla, desapareció el 4 de Agosto de 2017. Cada día, regresaba a casa a compartir con su hijo la comida, -de entonces 1 año 5 meses-, y regresaba a su consultorio, ubicado en Xonacatlan, San Antonio, Estado de México.
“Mami, daré unas consultas, voy al gimnasio y me regreso” fue lo último que dijo antes de salir y abordar su auto marca Mazda, color Rojo Brillante, placas NAF9828.
El reloj marcaba las horas, faltaban pocos minutos para que Jessica entrara a la casa de su madre, pues regresaba casi siempre a las 20:30. Sin embargo en su lugar, una doctora, compañera de trabajo de Jessica, tocó a la puerta y pidió hablar con Juanita, madre de Jessica.
“Me siento con la calidad moral de decirle que al hospital llegó un joven con herida de bala y dijo que se habían llevado a su hija y le llamamos al celular de la Doctora Jessica y no nos contesta”
El joven a quien se refería la compañera de trabajo de Jessica, responde al nombre de José Javier “N”, entonces pareja sentimental, herido de bala y quién se refirió en el hospital que ella estaba desaparecida. Juanita le llamó a su esposo, “regrésate, por favor, Jessica está desaparecida”.
“Tomé los papeles del carro y me dirigí a Lerma, sabiendo que las primeras horas son importantes”
Al llegar ahí, Juanita levantó una denuncia y fue atendida Rubén Omar Piña Hernández, ministerio público, quién le indicó que debían pasar 72 horas y regresar el lunes por la tarde para levantar su denuncia como Desaparecida.
“No había quien llevara al médico legista al hospital para certificar a José Javier “N” y tomar su declaración, nos dijo el ministerio público, de apellido Piña, por lo que mi familia se organizó para que los lleváramos con nuestros propios medios. Cuando estábamos en la caseta nos llamó mi cuñada, -desde el hospital-, para avisarnos que José Javier “N” se había dado de alta voluntaria y que estaba acompañado de dos abogados. Uno de ellos es su tío y sabemos que es Juez Federal en Puebla y el otro, un amigo, que trabaja en los juzgados de Toluca. Al Llegar al hospital, ya estaba ahí toda su familia y le alcancé a decir: si algo le pasó a mi hija....pero entonces, José Javier “N”, me interrumpe y me dice: Yo no tengo la culpa” y se lo llevan” dice Juanita a periodismoatodaprueba.blogspot.com
Juanita, entonces regresa al municipio Otzolotepec, Estado de México y trató de conseguir una patrulla para que la acompañara en la búsqueda de su hija, -una búsqueda que solo le importaba a la familia-, y no obtuvo apoyo, entonces comenzó a usar las redes sociales para obtener algún dato de su hija.
“Todo lo hicimos nosotros, la autoridad nunca nos ayudó a buscarla” dice Juanita a esta reportera.
El 5 de agosto como a las 12 del día, vía telefónica, le avisaron a Juanita que la autoridad haría una reconstrucción de los hechos, ahí llegaría de nuevo, José Javier “N”, quién asentó en su declaración que dos personas los habían interceptado en la gasolinera de San Antonio, Estado de México.
En la carpeta LER/TOL/LER/054/164342/17-08 por el delito no de Feminicidio sino Robo de un vehículo automotor y con violencia, privación de la libertad y/o lo que resulte, José Javier “N”, declara que en San Antonio, los dos hombres que se subieron al carro, -propiedad de la hija de Jessica Sevilla-, habían disparado en tres o cuatro ocasiones. -Sin embargo, ningún vecino escuchó detonaciones-. José Javier “N” declaró: que ella manejaba y ellos iban encañonados. Luego corrigió y declaró, que no, que los pasaron a ambos para la parte de atrás, y que los “dos hombres” los llevaban encañonados desde enfrente y luego que no, que uno de ellos, lo pasó a él para atrás y lo llevaba encañonado y el otro, la llevaba encañonada mientras ella manejaba.
“Ya no es conveniente que busque a su hija porque puede entorpecer las investigaciones. Eso me dijo el Ministerio Público Piña Hernández, ya no la buscamos porque pensamos que era un secuestro, un día después, el domingo como a las 11 de la mañana, nos llaman los policías ministeriales para presentarse y decirnos que estarían al frente del caso de mi hija. Seis horas después, nos llaman para decirnos que había un cuerpo en Huixquilucan, luego corrigieron y dijeron que estaba en Naucalpan y fuimos a identificarlo” recuerda con dolor Juanita.
Al llegar, Juanita entró con uno de mis cuñados y una concuña. “Desde que abrieron la gaveta y le vi los pies, supe que era mi hija, su cuerpo estaba muy maltratado, no había piel, no había cabello, tenia desprendido un brazo, el cuerpo de mi hija llegó el lunes a las 5 de la mañana, realizamos el sepelio y ahí entonces se presentó la Comisión Especial de Atención a Víctimas (CEAV), una semana después, nos presentamos a la fiscalía de feminicidios, donde me dijeron: “vamos a atrapar a quien o quienes lo hicieron” ahí de nuevo vi a José Javier “N, y además llamaron a declarar a Alejandro, ex pareja de mi hija y papá de mi nieto” refiere.
“Ellos dijeron que había sido la fauna del lugar y eso no puede ser cierto, a mi hija le quemaron su rostro con ácido en vida, la desollaron viva, tenía una bala calibre 22, ya muerta, le sacaron el pulmón y el corazón, a ella le desprendieron el cuero cabelludo, tenia costillas rotas, tenía un brazo casi desprendido y su cuerpo estaba muy golpeado. Decir que fue la fauna es su verdad histórica y no lo acepto porque no hay congruencia, hubo saña extrema. Yo he ido con expertos a ese lugar donde encontraron a mi hija y no hay posibilidad de que haya sido la fauna” sostiene Juanita Pedraza, madre de la Doctora Jessica.
En una reunión con Alejandro Gómez, Fiscal y/o Procurador del Estado de México, hubo compromisos que hasta hoy no han sido cumplidos.
“Quiero a los asesinos de mi hija en la cárcel” eso es lo que pedí a Alejandro Gómez, el Fiscal y/o Procurador del Estado de México y a todo su equipo, además de la Doctora Blanca Castaño y el Diputado Benjamín Tacio Ramírez que me acompañaron. Alejandro Gómez, se comprometió con Juanita a que en “90 días me darían resultados y ya lleva un año y tres meses. Además supimos que un juez federal no había autorizado las sábanas de llamadas de los implicados porque se le violaban los derechos, incluidos los derechos de José Javier, “N” la última persona que vio con vida a Jessica.
“Espero que haya ya resultados, justicia creo que esa nunca me la van a poder dar, pero si quiero a quien o quienes la asesinaron en la cárcel” dice Juanita Pedraza.
“Hasta hoy, no hemos tenido ninguna respuesta y no dejaré que quede impune el asesinato de mi hija y respecto a mi nieto, necesito apoyo económico porque él no ha recibido ningún apoyo, ni psicológico porque dice la autoridad que él no sabe qué pasó cuando yo creo que ese apoyo psicológico sí atención si debe tenerlo. Me dieron una despensa durante 6 meses, que incluía: un kilo de frijol, un kilo de arroz, un kilo de lenteja, cuatro latas de sardinas, un kilo de avena, dos bolsas de chiles, dos bolsas de nopales en salmuera, cuatro sopas y un papel de baño, proporcionado por CEAV. No hay ningún apoyo económico, soy costurera, mi hija era parte fundamental en mi economía. Necesito un taller de costura para trabajar en la casa sin descuidar a mi niño. He tocado varias puertas porque además eso ha implicado que los gastos se nos multipliquen. Mi hija la más chica, no se quedó en una escuela pública y ahora pagamos una colegiatura. Todas las noches, trato de entregar trabajos de costura para continuar apoyando a la economía de mi familia y lo que requiere nuestra familia, pero necesitamos que la autoridad cumpla y nos entregue a quienes le hicieron esto a mi hija” puntualiza.
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