miércoles, 11 de septiembre de 2013
¿Ha sido víctima de este charlatán?
Por Yohali Reséndiz
"A la memoria de Ana y de los que murieron con la esperanza de sanar".
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de septiembre.- No sólo es la enfermedad, sino cómo enfrentarla. Si se tiene seguridad social o no. Si se cuenta con liquidez. Si existe un especialista, y entonces luego viene la resignación de morir, o la esperanza de vida.
Enfermos de cáncer y diabetes son los clientes potenciales de charlatanes y pseudomédicos que se aprovechan del dolor y desesperación del familiar por encontrar la cura o un médico confiable con el tratamiento adecuado para el ser que aman. Lo cierto es que por la flojera de no revisar y realizarle los estudios correspondientes para descartar enfermedades, minimizar los malestares, saturación del servicio médico e insuficiente personal, creer que con paracetamol, butilhioscina, metronidazol y un ketorolaco se curará. Es decir, un diagnóstico equivocado en el servicio médico de primera instancia -además una pésima y deficiente atención al paciente-, se dan historias como ésta.
"Yo llevo a mi esposa con un dolor en el estómago terrible a urgencias de mi servicio médico al que tengo derecho por parte de mi trabajo. Después de varias horas en urgencias, el médico la recibe fastidiado, ni siquiera la revisa, sólo la observa y va anotando ya la receta y le dice: 'es una colitis con una gastritis'. Me la estabilizan, porque además mi esposa tiene diabetes, incluso le pido al doctor si es posible que se quede en observación, pero ni siquiera me escucha, y me extiende la receta. Ese mismo día, en la noche, regreso con ella porque seguía sintiéndose mal y yo me di cuenta que se estaba hinchando. Como si tuvieran prisa, al otro día me la dan de alta, y ella me decía: 'me siento muy mal', le ayudé a vestirse, fui con su doctor y me volvió a decir: 'no se preocupe, es una gastritis' ya no era gastritis con colitis y ni modo, me la tuve que llevar. Cuando salimos a la calle --recuerda Jorge Luis-- tomamos un taxi y en el camino el taxista me dice: '¿Ya de salida?' y comienza a hacernos la plática y me pregunta: '¿qué tiene mi esposa?' yo, desesperado le cuento y me responde: ¿sabe qué?, yo conozco un doctor que es cubano... buenísimo, a mi mamá y a un tío los levantó, es muy bueno, si quiere le proporciono el teléfono. Yo lo tomé y llegando a la casa Ana me dice: 'comunícate con el doctor cubano porque yo no me siento bien'..." recuerda Jorge Luis, en entrevista para Excélsior.
Eran 16:30 de la tarde, Jorge Luis marcó al 044 5527885537 y al no contestar envió un mensaje de texto: Hola, Dr. Podría regresarme la llamada, urge (sic)
Una hora y media después llamó de nuevo y nada. Otro mensaje: Nuevamente para ver si es posible que se comunique conmigo. Urge gracias. (sic)
Veinte minutos después recibió un mensaje, "déme un número fijo y su dirección".
Jorge Luis se la envió. 40 minutos después, del otro lado en tono cubano el "doctor" respondió y escuchó con prisa el problema de salud de la esposa de Jorge Luis. Argumentando que estaba por irse de viaje pero que podía "hacer una excepción", atendería a Ana por teléfono, y a su regreso la vería en su clínica.
Ana tomó fuerzas y vía telefónica respondió una a una sus preguntas. "Estaba muy mal" no sabía que mas hacer, recuerda con rabia Jorge Luis.
Luego, el doctor pidió hablar con él.
El me dijo: no se preocupe, puedo ayudarla, necesita de inmediato un tratamiento que es caro pero efectivo le vale 3 mil 200 pesos cada semana, pero eso sí, le advierto que tendrán que seguir al pie de la letra la receta. Le enviaré unas cápsulas -no dijo de qué ni para qué- y unas inyecciones que le pondrán en el brazo y en el estómago porque lo que tiene es aire; los dos primeros envíos le voy a enviar con el mensajero y a mi regreso pasaré al domicilio, y, de ser necesario, la llevaré a mi hospital.
--Si, doctor, muchas gracias.
--¿Qué metro le queda cerca?
Cuando colgó Jorge Luis salió y buscó quién le prestara. "Yo haría lo necesario para que Ana se sintiera mejor".
Jorge Luis recibió un mensaje donde el doctor cubano lo citaba en la estación del metro cercana a su domicilio para ver al mensajero.
"Como hora y media después, me llama y dice que acaba de salir de una cirugía y que busqué al mensajero porque está perdido. Me da santo y seña de su ropa y lo encuentro.
Me entrega tres cajitas con ampolletas y una bolsa de plástico con 30 cápsulas y una receta y yo le pagué y confiaba por la enfermedad de mi esposa. Me manda un mensaje y me dice: ¿el medicamento ya lo recibió? ¿El mensajero ya se fue?
--¿Eso le iba ayudar para qué?
--El doctor me dijo que para desinflamar el intestino.
De inmediato, Jorge Luis inyectó a Ana según lo indicado y dio el medicamento. Ana seguía quejándose de dolor. Las horas pasaron y no había mejoría. Jorge Luis le llamó al "doctor cubano" y este jamás respondió. Horas después, Ana la esposa de Jorge Luis se agravó y buscaron otro hospital de asistencia privada donde pudimos entrevistarla.
Yo aquí llegué que me moría, desde el principio les dije que me sentía mal y nadie hizo nada, ni un estudio, ni un chequeo, nada", dijo Ana a Grupo Imagen Multimedia, arrastrando las palabras.
Esta reportera busco al doctor cubano. Y ocurrió exactamente lo mismo. Los tiempos y las palabras. Al proponer que mejor lo buscaba en su clínica el "doctor cubano charlatan" colgó y durante tres días no respondió. Luego marcamos de otro número y con otra voz y de nuevo volvió a "atender al paciente". Al buscar la Clínica Promédica de Especialidades Itze que trae la receta y donde atiende este charlatán, no existe. Buscamos la dirección de la clínica y no existe. Buscamos la cédula profesional y existe pero está a nombre de Nury Colorado Hermández, técnico de enfermería, titulada en 1986 en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
El pasado domingo en Excélsior Informa (domingos 13:00 horas) hicimos pública esta denuncia ciudadana y solicitamos a la COFEPRIS una entrevista con un funcionario que explicara los riesgos sanitarios a los que se expone la población al ser atendidos por un charlatán. Así como la posibilidad de entregarles las cápsulas y las ampolletas para ser analizadas y saber qué es lo que receta este charlatán a los pacientes. Queríamos datos duros. Otros modus operandi. Algunas indicaciones de la autoridad para alertar a la ciudadanía y la respuesta fue: no es con nosotros es con CONAMED.
Jorge Luis no está de ánimos para ir a levantar la denuncia. Está enojado consigo mismo por no haber hecho suficiente por Ana. Frustrado por no haber tenido suficiente dinero y llevarla al extranjero con el mejor doctor. Porque dos días después de esta entrevista, Ana murió.
Y sí, quizá Ana tenía que irse por lo grave que estaba. Sólo que los doctores no le dieron la atención debida y luego cayó en manos de un charlatán que aprovechándose de todo cuál ave de rapiña, abusa de la confianza y de la necesidad de los familiares por salvar al precio que sea a quién aman.
Tres mil 200 pesos fue el pago a este charlatán que jamás contestó, aunque la verdadera factura impagable de miles de mexicanos, al igual que Jorge Luis, incluye mala atención recibida en su clínica u hospital del que son derechohabientes, un pésimo diagnostico, medicamento equivocado y la insensibilidad de aquellos que visten bata blanca y no hacen bien su trabajo. No sólo es el abuso al bolsillo de los familiares sino agravar más la salud de los pacientes
Si usted fue atendido por este "doctor cubano" favor de enviar un correo a: sebusca@gimm.com.mx o a @yohaliresendiz
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